VISIÓN DE LOS COLORES
El ojo humano es capaz de distinguir una enorme variedad de colores, por medio de la visión cromática, simplificando en un sistema de tres colores primarios: rojo, verde y azul. Este sistema se forma a través de los tres tipos de células (conos) presentes en la retina central; en la retina periférica se encuentran los bastones, capaces de la visión en blanco y negro.
Conos del Ojo
Los conos son los responsables de discernir una enorme gama de colores, aproximadamente 7 millones de colores diferentes. La mayor parte de estos conos, entre 6 y 7 millones, se encuentran en la mácula (porción de la retina de 6 milímetros de diámetro y un ángulo visual de 15 a 18 grados), dentro de esta área existe una zona llamada fóvea o fóvea centralis (1 a 1.5 milímetros de diámetro) donde se concentra la mayor parte de los conos y es la zona que nos provee la mayor nitidez.
Los colores característicos son longitudes de onda largas a cortas (y, correspondientemente, de baja a alta frecuencia), rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta. Las diferencias suficientes en la longitud de onda causan una diferencia en el matiz percibido; la diferencia apenas perceptible en la longitud de onda varía desde aproximadamente 1 nm en las longitudes de onda azul-verde y amarilla, hasta 10 nm y más en las longitudes de onda azules más largas y más cortas. Aunque el ojo humano puede distinguir hasta unos cientos de tonos, cuando esos colores espectrales puros se mezclan o se diluyen con luz blanca, el número de cromaticidades distinguibles puede ser bastante alto.
En niveles de luz muy bajos, la visión es escotópica: la luz es detectada por las células de la retina. Las barras son máximamente sensibles a longitudes de onda cercanas a 500 nm, y juegan poco, si es que tienen alguna función en la visión del color.
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